miércoles, 7 de septiembre de 2022

Recuerdos del Guadiaro

 


Al leer el artículo publicado sobre " 
Sotogrande: 60 años de la urbanización creada por y para ricos donde “el valor diferencial es el dinero” tuve conocimiento de que fue un militar, un próspero coronel estadounidense, el que levantó este complejo contando con el favor del franquismo, y convertido en un lugar donde se vive dentro de una burbuja de placeres, alejados del mundo. Se muestra como una felicidad inducida en medio de la belleza del paisaje en el que emergen mansiones extraordinarias y espléndidos campos de golf. Un paraíso, en fin. 



No pude evitar, tras su lectura, el recuerdo de un tiempo ya 
lejano y la figura de mí padre, un estudiante que, en 1937 y con 18 años, se encontró formando parte de un ejército que combatía en nuestra cruel guerra civil. En Ávila fue adiestrado por los alemanes en una feroz disciplina militar y en apenas unos meses como Alférez Provisional combatió en Teruel, El Ebro, Rubielos de Mora, Barcelona y Madrid. Al acabar la guerra con el grado de Teniente, y por decisión propia, abandonó el ejército y decidió apostar por el estudio, el magisterio y la lectura, su pasión, en su Castilla natal. 

Nunca nos habló de sus hazañas bélicas, aunque recibió varias medallas por su valor en el frente, las medallas las encontramos mis hermanos y yo en un baúl en una vieja casa castellana. Conservó amigos de aquel tiempo, pero solo nos decía que lo peor era la guerra, nada más trágico. En 1940 fue de nuevo, llamado a filas y enviado al Campo de Gibraltar para la defensa de España frente a una posible invasión inglesa desde el Peñón. En el valle del Guadiaro, el espacio que precisamente tenía que defender, las dificultades eran enormes, combatiendo no solo el mosquito anófeles que infectaba las aguas y las cabañas de los soldados, cubriendo el interior de sus techos de cañas, ocasionando la enfermedad que diezmaba la tropa, agravada por las carencias de la comida. En una ocasión decidió incautar un camión cargado de garbanzos para alimentar a sus soldados que llevaban semanas comiendo alfalfa y otras hierbas, por lo que fue sometido a un Consejo de Guerra que se celebró en Sevilla.

 El viaje en tren desde Cádiz y Sevilla, acusado de alta traición en una larga noche de ansiedad, le ocasionaría una úlcera de estómago con terribles hemorragias, que, pese a dos  operaciones, no se recuperaría jamás, fue absuelto y con el grado de capitán a los 25 años abandonó por segunda vez y con carácter definitivo el ejército por su propia voluntad. Cuando viajé por primera vez al Guadiaro en los años ochenta le conté los cambios que se habían producido en esos paisajes de su memoria. No lo comprendía.

Murió sin que me diera cuenta, nunca recibió nada por el enorme esfuerzo al que dedicó su juventud. Se llamaba Tomás Salvador Casado y nos enseñó ¡tantas cosas! Nunca olvidó las terribles experiencias vividas en un lugar hoy paradisiaco.

lunes, 29 de agosto de 2022

El fin de un ciclo. Tomás Salvador González: siempre en el recuerdo

 


    Amaneció un hermoso cielo gris que oscurecía la mañana. Después la lluvia que no habíamos visto desde hacía 5 ó 6 meses comenzó a caer con tal fuerza que no veíamos el camino, pero a pesar de la cortina de agua seguimos nuestro viaje a Fontanillas de Castro (Zamora).

            

Esa lluvia tan esperada nos creó una gran incertidumbre en nuestro viaje desde Tordesillas con Bruno, Cristina, Boni y María Ángeles, Fernando y yo, pero esa lluvia tan deseada como imprevista creó un insólito paisaje húmedo con cielos de tormenta tan turbios como resplandecientes “Se apozan los signos en las nubes“. Allí estuvieron también, para acompañarnos, Carmen, José y Cipri, familiares entrañables, residentes en la zona. 



            
A mi hermano Tomás le gustaba la lluvia y también para todos nosotros resultó purificadora, íbamos a cerrar un ciclo, íbamos a despedir la última ceniza de Tomás allá frente a la Sierra de la Culebra, en la cerca de piedra de la era triangular, lo poco que nos queda de aquel paisaje feliz de nuestra vida. Todo eran hierbas altas, senderos impenetrables y encharcados por la tormenta.

            En medio de la nada recité sus versos, sus poemas, lo que más me serena, en medio de la belleza que aún, a lo lejos conserva ese paisaje, esa belleza que nos envolvía, nos daba fuerza y nos recogimos en un abrazo. ¡Tantos recuerdos! Las casas viejas, abandonadas 

    ¡Es ya otro tiempo, otra vida, otro paisaje, otro mundo, otras vidas!

    Allí recordé este poema: 

"Que te baste la sola

presencia de los seres, el prado, unos pasos, 

la imaginaria línea recta que desciende

por la ladera del valle, todo lo que abarca la vista y sin emoción

desciende, el vuelo tan silencioso de los pájaros,

la manada dispersa

e inmóvil como si abrevara en medio de un río.

Oculta permanece la razón de las cosas:

el sendero se pierde

entre los helechos y la víbora se esconde, 

reúne para dormir la sombra de las matas"

De Aleda. En La sumisión de los árboles (1996)


            Nos acordamos de todos, los viajeros, los que ya habían vuelto al trabajo, los definitivos ausentes, cerramos el ciclo, pero persiste la belleza de sus textos que permanecerán en nuestra vida mientras tengamos memoria.     

 

martes, 26 de julio de 2022

El sentido de la belleza en Pablo Ransa

 



En el laberinto hostil en el que se desenvuelve la vida en las ciudades, tras los cristales las flores languidecen poco a poco. La mirada del espectador se pierde, sin poder evitarlo, en el infinito de ese laberinto desgarrador.  

Sus retratos nos interpelan, buscando salidas a esa incertidumbre del futuro que se cierne como la lluvia. Pero entre la inocencia y la mirada rota destaca la belleza de los rostros que piensan y recuerdan, que venden sueños. 

Decía mi hermano, el poeta Tomás Salvador González que “el objetivo último del arte es la posibilidad de la belleza”. La obra de su amigo Pablo Ransal, uno de los representantes más destacados de la pintura contemporánea, me lo ha recordado porque es la belleza, la que, pese a todo, destaca imperturbable.

 



domingo, 20 de marzo de 2022

En defensa de la Enseñanza Pública

 


Concentración en defensa de la Escuela Pública. Valladolid, 19 marzo 2022

Fue en las Cortes de Cádiz cuando se crearon las Escuelas de Primeras Letras. Desde entonces ese lema liberal de la Igualdad sigue estando presente. Hasta ese momento histórico sólo las familias pudientes podían educar a sus hijos en sus casas o en centros educativos religiosos, no siempre de calidad. Los demás niños eran pasto del trabajo desde muy corta edad. 

Fue éste el primer intento de Escuela Pública para todos. Aquella medida de 1812 se mantiene hasta nuestros días, pero si entonces las Escuelas Públicas ocupaban en muchos casos instalaciones precarias, se llevó a cabo por parte del Estado su progresiva mejora. En los años veinte y treinta del siglo XX las construcciones y los equipamientos experimentaron importantes mejoras. En 1857 se crean los Institutos Provinciales de Segunda Enseñanza.






Sin entrar en polémicas los Centros Públicos necesitan en nuestros días urgentes reformas destinadas a la mejora de sus instalaciones, pues muchos de ellos cumplirán en esta década los cien años, lo que hace de esa renovación una medida IMPRESCINDIBLE.

Recientemente la Consejera de Educación de la Junta de Castilla y León afirmaba que los Fondos Europeos debían dedicarse a la equiparación salarial de los profesores de la Educación Pública y los de la Concertada. Ante esta sugerencia yo pregunto: ¿Para cuándo deja usted, señora consejera, la equiparación de las instalaciones y las dotaciones entre ambos sistemas educativos, teniendo en cuenta que también los alumnos de la Pública tienen derecho a unas infraestructuras adecuadas y modernas?

Debe usted visitar esos Centros, señora consejera, y también le conviene saber, a modo de ejemplo, que cuando los niños y las niñas de la Pública se caen haciendo Gimnasia se hacen daño cuando los de la Concertada no se lastima ya que disponen de un suelo que amortigua la caída. Estas mejoras, a los que los alumnos y alumnas tienen derecho, son OBLIGACION institucional.




jueves, 20 de enero de 2022

La deuda de Valladolid y España con Faustino Antonio Camazón

 



Todos sus compañeros extranjeros y quienes colaboraron con ellos han sido justamente honrados y reconocidos. Calles, estatuas, placas les han sido dedicadas como testimonios evocadores que perpetuasen la memoria de un equipo de ciudadanos europeos a los que tanto debe la consolidación de la democracia europea debida a  la inteligencia y el enorme esfuerzo realizado durante la Segunda Guerra Mundial. Mas en ese grupo las acciones desplegadas por los españoles permanecen aún sumidas en el desconocimiento que alimenta la indiferencia y el olvido. Me refiero a los siete ciudadanos españoles que participaron activamente, y con resultados espectaculares, en el descifrado de los códigos encriptados que los nazis utilizaban mediante la máquina electromecánica Enigma de cifrado rotativo.  

Dentro de este grupo cobra especial relevancia la labor llevada a cabo por Faustino Antonio Camazón Valentín como una de las figuras más destacadas en la historia del espionaje europeo. Nacido el 5 de junio de 1901 en la calle de Las Damas en Valladolid (averiguación realizada por mí en el Registro Civil), su experiencia vital pone al descubierto las cualidades de una personalidad muy audaz e inteligente, intensamente implicada en actividades de alto riesgo que al propio tiempo requerían de una sólida formación técnica, así como de un alto de nivel de discreción que le ha mantenido en un olvido aún no suficientemente despejado. 



A falta de elaborar una biografía pormenorizada del personaje, son conocidas las alusiones al carácter intrépido que demostró desde la juventud, cuando a los 12 años embarcó como polizón en un barco con destino a Colombia, de donde fue repatriado por su familia para instalarse en Madrid. Durante los estudios realizados en la capital de España puso al descubierto grandes cualidades para el conocimiento de los idiomas y del lenguaje matemático, vertientes ambas que habrían de constituir los pilares de su formación y de sus aportaciones a la criptografía, en la que, con carácter pionero, logró acreditarse como un extraordinario y eficaz especialista.

Sobre estas bases se asienta una coherente trayectoria profesional que, iniciada en la Policía madrileña, se centró posteriormente en el servicio secreto español en el Norte de África, que le condujo al aprendizaje del árabe y al establecimiento de relaciones con los servicios secretos franceses para afianzarse como alto responsable de las tareas de inteligencia durante la Segunda República española y la guerra civil.  En plena contienda (1938) conoció en Barcelona a la que habría de ser su esposa, la enfermera María Cadena, de origen oscense y fue también en ese escenario en el que tomó contacto directo con el funcionamiento de las máquinas Enigma diseñadas y utilizadas por el ejército alemán para el envío de mensajes criptados orientados a las operaciones de la Legión Cóndor. Tras la derrota de la República, huyó a Francia, donde formó parte del conjunto de españoles hacinados en los campos de concentración de Argelés-sur-Mer.




 Con la ayuda de los franceses -  gracias a la iniciativa de Gustave Bertrand que le eligió para coordinar el grupo de criptógrafos (y  mantenerle tras la IIGM en los servicios de inteligencia de Francia) -  pudo abandonar ese lugar para realizar a partir de entonces una intensa actividad que, organizada en un equipo formado por españoles, franceses y polacos, se dedicó a una tarea esencial: la reconstrucción y organización de una Oficina – Equipo D -  diseñada específicamente con el fin de descifrar los mensajes logísticos transmitidos por los nazis mediante el uso de la máquina Enigma, que constituyó un elemento esencial en la estrategia militar del ejército nazi, ya que de ella dependía el funcionamiento de todos los organismos relacionados con las actividades bélicas y de espionaje. Conviene reseñar que fue en la guerra civil española cuando por vez primera vez se utilizó Enigma a raíz de la venta al ejército franquista de varias máquinas con la intención de verificar su eficacia real.

La posibilidad de desencriptar todo ese decisivo caudal de información abrió un enorme campo de posibilidades para la actuación de los ejércitos aliados, dado el grado de eficacia alcanzado y a pesar de las vicisitudes vividas por el equipo responsable de esa función, y que obligaron a traslados –de Francia a Argelia para regresar posteriormente a Montpellier y de nuevo a África - con elevado nivel de riesgo. Mas ello no impidió mantener la continuidad del trabajo de criptoanálisis que supuso el entorpecimiento de la estrategia militar alemana, dificultando muchas de las operaciones de ataque y destrucción programadas y haciendo posible que el conflicto bélico tuviera menos duración en el tiempo. Tras la guerra, se le brindó la posibilidad de integrarse en los servicios de inteligencia de Estados Unidos, oferta que declinó para incorporarse, en cambio, al Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia, con atribuciones relacionadas con España y América Latina.

Jubilado en 1968, regresó a España para instalarse en la ciudad de Jaca, donde falleció el 19 de octubre de 1982. Desde entonces, y haciendo uso de una enorme discreción sobre la experiencia vivida, su figura ha quedado difuminada, más allá de las alusiones puntuales a su obra recogidas en publicaciones dispersas y en valoraciones rigurosas como la realizada por el profesor Arturo Quirantes, profesor de Física de la Universidad de Granada.

Es Faustino Antonio Camazón un personaje digno de reconocimiento expreso en el año en que se conmemoran las cuatro décadas de su fallecimiento. Un reconocimiento que correspondería efectuar en su ciudad natal, para que deje de ser, al fin, “un tal Camazón” o” el matemático olvidado de Valladolid”. El excelente documental “Equipo D:los códigos olvidados”, realizado por Jorge Laplace y elaborado con la colaboración del historiador José Ramón Soler y de los matemáticos Manuel Vázquez Lapuente y Paz Jiménez Seral, y dado a conocer en la Semana de Cine de Valladolid 2019, aporta un argumento adicional a esta propuesta, a la que me he comprometido.

Publicado en El Norte de Castilla 18.enero.2022

viernes, 1 de octubre de 2021

Exposición de Poesía Visual de Tomás Salvador González en Segovia

 

En la soledad de la sala me embarga una emoción casi perdida. Me siento como si estuviera velándote, aquí, Tomás, rodeada de tu obra tan hermosa y oyendo tu voz, que me envuelve irrepetible ya en tu dolorosa ausencia. 





Me siento tan lejos y a la vez tan cerca de aquel tiempo nuestro, lleno de recuerdos imborrables de nuestra vida.

Nunca te dije la emoción que siento y he sentido siempre con la belleza de tus versos y poemas que cuentan de forma tan hermosa los momentos, incluso los más dolorosos, de nuestra infancia en la ALDEA, tan lejana ya. 







Instalados en la incertidumbre de la desoladora ausencia de tu presencia tan querida. Es ahora cuando tu obra escrita, tu poesía visual, "para ser vista sin dejar de ser leída", cobra más fuerza, es la certeza de tus palabras, de tu pensamiento, de tus recuerdos que son también los míos, los de todos, los nuestros, los que definitivamente nos consuelan. 

Y, como tu decías: "para resistir conversaciones entre amigos". 





Fue un placer encontrarme con Eloisa, que viajó desde Bilbao para ver la Exposición 

Todo esto y mucho más recoge esta magnífica Exposición que incluye talleres para niños y adultos, así como la presentación del documental "El Tiempo Robado" y la presentación de los libros "De Aleda a Aldea" y "Restos de Infancia", en la Casa de la Lectura de Segovia 


lunes, 27 de septiembre de 2021

Una exposición memorable sobre Emilia Pardo Bazán

 


En el Bachillerato apenas aprendí su nombre. Ningún texto, ningún libro, sólo su nombre. Más tarde, en el cine, descubrí Los pazos de Ulloa y los leí, y en ellos aprendí la frase que dice “la aldea, cuando se cría uno en ella y no sale de allí jamás, envilece, empobrece y embrutece“. Es una idea que no he olvidado y así he valorado siempre la importancia del saber, del estudio, de la educación, descubrir el mundo. También por entonces leí La Dama Joven y la pasión que marcó mi interés por descifrar el paisaje. Es un libro que formaba parte de la variada y rica biblioteca de mi padre, que tanto nos enseñó a mis hermanos y a mí.



Pero me faltaba descubrir la pasión de su vida. La imponente biografía que he leído de Isabel Burdiel me ha llevado a la Exposición de la Biblioteca Nacional dedicada a Doña Emilia Pardo Bazán en ese magnífico edificio situado en el Paseo de Recoletos de Madrid, que la Biblioteca Nacional comparte con el Museo Arqueológico Nacional. Salas en penumbra rodeada de la luz de su pensamiento.



Sui obra y su vida envueltas en su poderosa inteligencia, en esa pasión luminosa que contra todos los vientos y mareas de su tiempo y de todos los que se concitaron contra ella, prevalece luminosa su obra, su visión clara del mundo, una pionera en su vida y en su obra extensísima que lo abarca todo. La lectura de sus textos revela el ímpetu de su carácter, la fortaleza de su personalidad y su inequívoca posición defensora de las ideas en las que firmemente creía. 






Han pasado ya 100 años de aquel 1921 y seguimos descubriendo la claridad y la pervivencia de su pensamiento.

Mientras la visitaba he recordado las palabras de mi hermano, el poeta Tomás Salvador, cuando escribió que “dormida, la pasión aguarda. La pasión es un don, el viento deshace las ramas, cultiva la pasión hasta que le salgan raíces poderosas al árbol de la vida”. Este texto enlaza con las bellisimas palabras que Doña Emilia escribió sobre "la pasión", dedicadas a su amigo Federico Bruck en la obra La Dama Joven, editada en 1885, y de la que conservo un ejemplar heredado de la biblioteca de mi padre.