martes, 26 de julio de 2022

El sentido de la belleza en Pablo Ransa

 



En el laberinto hostil en el que se desenvuelve la vida en las ciudades, tras los cristales las flores languidecen poco a poco. La mirada del espectador se pierde, sin poder evitarlo, en el infinito de ese laberinto desgarrador.  

Sus retratos nos interpelan, buscando salidas a esa incertidumbre del futuro que se cierne como la lluvia. Pero entre la inocencia y la mirada rota destaca la belleza de los rostros que piensan y recuerdan, que venden sueños. 

Decía mi hermano, el poeta Tomás Salvador González que “el objetivo último del arte es la posibilidad de la belleza”. La obra de su amigo Pablo Ransal, uno de los representantes más destacados de la pintura contemporánea, me lo ha recordado porque es la belleza, la que, pese a todo, destaca imperturbable.

 



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