sábado, 29 de mayo de 2021

Lecciones y señales de la Ciudad Silenciada




 La ciudad deshabitada, un tiempo perdido, la casa como único refugio. La salida incierta. Las calles y los jardines sin pasos, sin cruce de miradas. La distancia en todo recorrido, el silencio solo roto por las sirenas de las ambulancias. 

Las calles vacías, dia y noche, sin ese bullicio de vida, que era lo habitual en nuestras vidas agitadas. 

Este libro de Fernando Manero refleja todo eso y mucho más. Refleja cómo ese mundo perdido en la ciudad se llena de vida en sus ventanas, en el trabajo de lo más necesario, en el recorrido de gentes generosas, que se organizan, que aplauden, que resiste. En fin, la vida en sí, la más querida, la imprescindible, que agradecemos.

Disponible en librerías 



lunes, 3 de mayo de 2021

Reseña sobre un libro interesante




Vidas y cuerpos se deslizan en La Habana entre el pasado y el presente, ese pasado que aguarda en zaguanes y tabernas a la búsqueda de aquel tiempo de incertidumbre y pasión contenida, de riqueza y miseria.

Vidas y viajes que eran huidas de una vida en sí ya perdida. La llegada de aquellos buques a la fotografía de aquel puerto. El puro lenguaje habanero, un recorrido inesperado por los paisajes de La Habana Vieja que conserva en sus casas y calles el pasado contenido en su presente.

La mirada de la pasión sin retorno, a la búsqueda incansable del tesoro que conservan aún sus casas, callejones y plazas, escaleras, libros y luces, hombres y mujeres con ese pasado vivido, inolvidable, los encuentros olvidados de sus amantes, vidas interrumpidas por la Historia y perdidas en el tiempo, que la auténtica mirada de Luis Posadas Lubeiro nos pasea por la isla al encuentro de nuestro propio pasado, que es a la vez el pasado de Cuba, empeñado, como él mismo afirma, en "excavar la memoria de un país. Buscar libros, papeles, asistir a nacimientos de unas historias que creías ya adolescentes, curtidas, casi seniles". Y la verdad es que el esfuerzo le ha cundido, como la obra reseñada demuestra. 

Este es el contexto en que el viven, luchan y se emocionan esas figuras cuya huella perdida se reescribe en este libro, en el que, inmortal, pervive su angustiosa memoria, una memoria que no debe quedar relegada al olvido ni a la indiferencia. El autor es consciente de ello, por lo que, sumergido de lleno en el universo habanero, lo da a conocer con una maestría y una sensibilidad extraordinarias. 

De entrada, el título - El hombre que le bajaba las bragas a La Habana - llama la atención, pero está bien justificado. Surge de la conversación mantenida en uno de sus múltiples encuentros en los lugares donde se palpan y se sienten las expresiones más auténticas de la vida habanera. La experiencia acumulada en este sentido por Luis Posadas es tan  intensa como dilatada. Desde finales de los años noventa del pasado siglo, cuando la isla quedó sumida en las dificultades e incertidumbres del llamado "Período Especial", ha viajado con frecuencia a esa joya del Caribe, tan entrañable para los españoles y tan ligada a su sensibilidad histórica y cultural. 

A la búsqueda de esa sensibilidad, y a través de un infatigable proceso de indagación documental que el autor se empeña en mantener activo sin descanso, Luis Posadas construye su texto a partir de tres relatos, que resultan impresionantes y que sin duda han de cautivar la atención del lector. 

El primero de ellos descubre aspectos esenciales de la personalidad de una figura relevante de las letras españolas. Se trata de Manuel Altolaguirre, el más joven de los escritores de la generación del 27. Le atrae su condición de poeta impresor, de curioso personaje que "recorre los frentes de guerra con una imprenta en lugar de un fusil". Exiliado en La Habana, sus vivencias se abren a un nuevo mundo de relaciones (con las figuras de Francisco Hernández Maydagán o Marcela León Arce, entre otros, en posición destacada), que el poeta entrelaza en medio de un panorama marcado por la transformación política de Cuba que culminará en la Revolución del 26 de julio de 1959, por las mismas fechas en las que, ya en España, Altolaguirre pierda la vida en un accidente de tráfico ocurrido en Burgos. 

En el segundo relato, bien enlazado con el anterior, Luis Posadas se centra en las circunstancias que rodean la vida de Maydagán, un cubano que luchó con la República Española. La documentación que de él obtiene el autor de este libro constituye un sorprendente descubrimiento que aprovecha para profundizar en aspectos que sin duda llamarán mucho la atención del lector. Huelga aquí entrar en detalles. Ha de ser el lector quien los averigüe, analice e interprete. Quedará impresionado. 

Finalmente, la obra incorpora un tercer relato que aliente aún más la curiosidad que esta obra suscita. "La bandera de Machado", tal es el título. Las páginas a él dedicadas describen la propia peripecia personal del autor en las calles y en los recovecos de la capital cubana. Son descripciones curiosas, llamativas y reveladoras de un afán constante por no perder detalles de cuanto le rodea y de cuanto afecta a la sociedad con la que se relaciona. De pronto aflora la sorpresa: está asociada a un personaje - Roberto Dorado- al que la casualidad coloca en los epígrafes de la historia de los últimos momentos de la República Española. El hecho de encontrarse en la villa francesa de Collioure el 22 de febrero de 1939 y de acercarse al hotel donde acababa de fallecer Antonio Machado contribuye a resaltar el singular episodio con el que esta obra culmina. Otro aliciente para el lector. 

Estamos ante una obra importante, un libro curioso que merece la pena leer para sumergirse en los numerosos y, a veces, increíbles detalles que encierra. Acompañado todo ello del interesante material gráfico que ilustra los aspectos abordados en la obra y de un llamativo, a la par que útil,  "Pequeño Diccionario Cubano-Español", el libro que nos ocupa destaca por una singularidad que justifica con creces la lectura.