viernes, 1 de octubre de 2021

Exposición de Poesía Visual de Tomás Salvador González en Segovia

 

En la soledad de la sala me embarga una emoción casi perdida. Me siento como si estuviera velándote, aquí, Tomás, rodeada de tu obra tan hermosa y oyendo tu voz, que me envuelve irrepetible ya en tu dolorosa ausencia. 





Me siento tan lejos y a la vez tan cerca de aquel tiempo nuestro, lleno de recuerdos imborrables de nuestra vida.

Nunca te dije la emoción que siento y he sentido siempre con la belleza de tus versos y poemas que cuentan de forma tan hermosa los momentos, incluso los más dolorosos, de nuestra infancia en la ALDEA, tan lejana ya. 







Instalados en la incertidumbre de la desoladora ausencia de tu presencia tan querida. Es ahora cuando tu obra escrita, tu poesía visual, "para ser vista sin dejar de ser leída", cobra más fuerza, es la certeza de tus palabras, de tu pensamiento, de tus recuerdos que son también los míos, los de todos, los nuestros, los que definitivamente nos consuelan. 

Y, como tu decías: "para resistir conversaciones entre amigos". 





Fue un placer encontrarme con Eloisa, que viajó desde Bilbao para ver la Exposición 

Todo esto y mucho más recoge esta magnífica Exposición que incluye talleres para niños y adultos, así como la presentación del documental "El Tiempo Robado" y la presentación de los libros "De Aleda a Aldea" y "Restos de Infancia", en la Casa de la Lectura de Segovia 


lunes, 27 de septiembre de 2021

Una exposición memorable sobre Emilia Pardo Bazán

 


En el Bachillerato apenas aprendí su nombre. Ningún texto, ningún libro, sólo su nombre. Más tarde, en el cine, descubrí Los pazos de Ulloa y los leí, y en ellos aprendí la frase que dice “la aldea, cuando se cría uno en ella y no sale de allí jamás, envilece, empobrece y embrutece“. Es una idea que no he olvidado y así he valorado siempre la importancia del saber, del estudio, de la educación, descubrir el mundo. También por entonces leí La Dama Joven y la pasión que marcó mi interés por descifrar el paisaje. Es un libro que formaba parte de la variada y rica biblioteca de mi padre, que tanto nos enseñó a mis hermanos y a mí.



Pero me faltaba descubrir la pasión de su vida. La imponente biografía que he leído de Isabel Burdiel me ha llevado a la Exposición de la Biblioteca Nacional dedicada a Doña Emilia Pardo Bazán en ese magnífico edificio situado en el Paseo de Recoletos de Madrid, que la Biblioteca Nacional comparte con el Museo Arqueológico Nacional. Salas en penumbra rodeada de la luz de su pensamiento.



Sui obra y su vida envueltas en su poderosa inteligencia, en esa pasión luminosa que contra todos los vientos y mareas de su tiempo y de todos los que se concitaron contra ella, prevalece luminosa su obra, su visión clara del mundo, una pionera en su vida y en su obra extensísima que lo abarca todo. La lectura de sus textos revela el ímpetu de su carácter, la fortaleza de su personalidad y su inequívoca posición defensora de las ideas en las que firmemente creía. 






Han pasado ya 100 años de aquel 1921 y seguimos descubriendo la claridad y la pervivencia de su pensamiento.

Mientras la visitaba he recordado las palabras de mi hermano, el poeta Tomás Salvador, cuando escribió que “dormida, la pasión aguarda. La pasión es un don, el viento deshace las ramas, cultiva la pasión hasta que le salgan raíces poderosas al árbol de la vida”. Este texto enlaza con las bellisimas palabras que Doña Emilia escribió sobre "la pasión", dedicadas a su amigo Federico Bruck en la obra La Dama Joven, editada en 1885, y de la que conservo un ejemplar heredado de la biblioteca de mi padre.    




miércoles, 14 de julio de 2021

Pasaron 500 años


Y el paisaje sigue aquí, aquí donde nos encontramos, entre páramos, cerros, motas, tesos y ataquines, entre encinas y pinares, con los castillos y los pueblos de entonces, con sus nombres hoy todavía.

Pura historia. El tiempo transcurrido no ha borrado la pasión de aquellos días. Entre 1520 y el 23 de abril de 1521, "en abril para más señas", como evoca el romance de "Los Comuneros" escrito por Luis López Alvarez. Villalar en la memoria.



Villalar de los Comuneros. Campa y monolito

Esta mañana entré en ese claroscuro del tiempo, a recorrer el recuerdo de aquellos días y sus gentes, a través de la Exposición (El Tiempo de la Libertad: Comuneros, Quinto Centenario) organizada y presentada en el edificio de las Cortes de Castilla y León con tal fin. Entre objetos de uso común, aún preservados, resplandecen grandes obras de arte, esculturas, tapices, el retrato de la reina doña Juana y las grandes proporciones románticas de la obra de Antonio Gisbert.



Ejecución de los comuneros de Castilla (Villalar, 22 de abril de 1521). Cuadro de Antonio Gisbert(1860). Congreso de los Diputados (Madrid)



Documento de excomunión (31.enero.1521) (Archivo Municipal de Burgos)


Sentencia condenatoria (Archivo General de Simancas) 

He recorrido la exposición en silencio, disfrutando del color de todas y cada una de las piezas expuestas, los restos del pendón, los de la tracería de la puerta del Arco de Santa María de Burgos, el cantoral, monedas, balanzas y cuentas de Simón Ruiz, la belleza del arte y el arte de la guerra, documentos de sentencias a muerte, litigios y perdón real, pero sin duda lo más impresionante son esas peticiones comuneras, atentas a los derechos del común que el tiempo no ha podido borrar.

No se lo pierdan

sábado, 29 de mayo de 2021

Lecciones y señales de la Ciudad Silenciada




 La ciudad deshabitada, un tiempo perdido, la casa como único refugio. La salida incierta. Las calles y los jardines sin pasos, sin cruce de miradas. La distancia en todo recorrido, el silencio solo roto por las sirenas de las ambulancias. 

Las calles vacías, dia y noche, sin ese bullicio de vida, que era lo habitual en nuestras vidas agitadas. 

Este libro de Fernando Manero refleja todo eso y mucho más. Refleja cómo ese mundo perdido en la ciudad se llena de vida en sus ventanas, en el trabajo de lo más necesario, en el recorrido de gentes generosas, que se organizan, que aplauden, que resiste. En fin, la vida en sí, la más querida, la imprescindible, que agradecemos.

Disponible en librerías 



lunes, 3 de mayo de 2021

Reseña sobre un libro interesante




Vidas y cuerpos se deslizan en La Habana entre el pasado y el presente, ese pasado que aguarda en zaguanes y tabernas a la búsqueda de aquel tiempo de incertidumbre y pasión contenida, de riqueza y miseria.

Vidas y viajes que eran huidas de una vida en sí ya perdida. La llegada de aquellos buques a la fotografía de aquel puerto. El puro lenguaje habanero, un recorrido inesperado por los paisajes de La Habana Vieja que conserva en sus casas y calles el pasado contenido en su presente.

La mirada de la pasión sin retorno, a la búsqueda incansable del tesoro que conservan aún sus casas, callejones y plazas, escaleras, libros y luces, hombres y mujeres con ese pasado vivido, inolvidable, los encuentros olvidados de sus amantes, vidas interrumpidas por la Historia y perdidas en el tiempo, que la auténtica mirada de Luis Posadas Lubeiro nos pasea por la isla al encuentro de nuestro propio pasado, que es a la vez el pasado de Cuba, empeñado, como él mismo afirma, en "excavar la memoria de un país. Buscar libros, papeles, asistir a nacimientos de unas historias que creías ya adolescentes, curtidas, casi seniles". Y la verdad es que el esfuerzo le ha cundido, como la obra reseñada demuestra. 

Este es el contexto en que el viven, luchan y se emocionan esas figuras cuya huella perdida se reescribe en este libro, en el que, inmortal, pervive su angustiosa memoria, una memoria que no debe quedar relegada al olvido ni a la indiferencia. El autor es consciente de ello, por lo que, sumergido de lleno en el universo habanero, lo da a conocer con una maestría y una sensibilidad extraordinarias. 

De entrada, el título - El hombre que le bajaba las bragas a La Habana - llama la atención, pero está bien justificado. Surge de la conversación mantenida en uno de sus múltiples encuentros en los lugares donde se palpan y se sienten las expresiones más auténticas de la vida habanera. La experiencia acumulada en este sentido por Luis Posadas es tan  intensa como dilatada. Desde finales de los años noventa del pasado siglo, cuando la isla quedó sumida en las dificultades e incertidumbres del llamado "Período Especial", ha viajado con frecuencia a esa joya del Caribe, tan entrañable para los españoles y tan ligada a su sensibilidad histórica y cultural. 

A la búsqueda de esa sensibilidad, y a través de un infatigable proceso de indagación documental que el autor se empeña en mantener activo sin descanso, Luis Posadas construye su texto a partir de tres relatos, que resultan impresionantes y que sin duda han de cautivar la atención del lector. 

El primero de ellos descubre aspectos esenciales de la personalidad de una figura relevante de las letras españolas. Se trata de Manuel Altolaguirre, el más joven de los escritores de la generación del 27. Le atrae su condición de poeta impresor, de curioso personaje que "recorre los frentes de guerra con una imprenta en lugar de un fusil". Exiliado en La Habana, sus vivencias se abren a un nuevo mundo de relaciones (con las figuras de Francisco Hernández Maydagán o Marcela León Arce, entre otros, en posición destacada), que el poeta entrelaza en medio de un panorama marcado por la transformación política de Cuba que culminará en la Revolución del 26 de julio de 1959, por las mismas fechas en las que, ya en España, Altolaguirre pierda la vida en un accidente de tráfico ocurrido en Burgos. 

En el segundo relato, bien enlazado con el anterior, Luis Posadas se centra en las circunstancias que rodean la vida de Maydagán, un cubano que luchó con la República Española. La documentación que de él obtiene el autor de este libro constituye un sorprendente descubrimiento que aprovecha para profundizar en aspectos que sin duda llamarán mucho la atención del lector. Huelga aquí entrar en detalles. Ha de ser el lector quien los averigüe, analice e interprete. Quedará impresionado. 

Finalmente, la obra incorpora un tercer relato que aliente aún más la curiosidad que esta obra suscita. "La bandera de Machado", tal es el título. Las páginas a él dedicadas describen la propia peripecia personal del autor en las calles y en los recovecos de la capital cubana. Son descripciones curiosas, llamativas y reveladoras de un afán constante por no perder detalles de cuanto le rodea y de cuanto afecta a la sociedad con la que se relaciona. De pronto aflora la sorpresa: está asociada a un personaje - Roberto Dorado- al que la casualidad coloca en los epígrafes de la historia de los últimos momentos de la República Española. El hecho de encontrarse en la villa francesa de Collioure el 22 de febrero de 1939 y de acercarse al hotel donde acababa de fallecer Antonio Machado contribuye a resaltar el singular episodio con el que esta obra culmina. Otro aliciente para el lector. 

Estamos ante una obra importante, un libro curioso que merece la pena leer para sumergirse en los numerosos y, a veces, increíbles detalles que encierra. Acompañado todo ello del interesante material gráfico que ilustra los aspectos abordados en la obra y de un llamativo, a la par que útil,  "Pequeño Diccionario Cubano-Español", el libro que nos ocupa destaca por una singularidad que justifica con creces la lectura.