lunes, 16 de noviembre de 2009

La mirada y el coraje de Caty Montes


Hay en Valladolid una mansión recoleta, sobria y entrañable entre los árboles que conserva el tiempo, dinamiza el espacio e invita a la visita, y que cada viernes abre sus puertas al futuro de esperanza con el que sueña Catalina - Caty -  Montes, siempre exquisita, elegante, discreta y generosa. Culta y sencilla. Su figura es inconfundible, se integra plenamente en ese ambiente de cultura, amistad y tolerancia que ha sabido tan bien fraguar y en el que tantos nos sentimos reconfortados, obedientes a la cita convocada con la intención de hacer de la palabra y del arte los ingredientes fecundos de un espacio de encuentro que jamás se desvanece.  




Te veo a veces, Caty,  con la mirada perdida, absorta, mas atenta, manteniendo el tipo, con tu silencio a flote, con tu interior protegido, cerrado, abierta, como estás, a cuanto ocurre a tu lado, sensible a la causa de todos los perdidos y desheredados, incluso, a los que se saben perdedores sin fortuna, sin futuro ni esperanza. No es simple cobijo lo que ofreces, sino escenarios múltiples propicios para el encuentro y la complicidad en lo que de más hermoso e interesante tienen el hecho mismo de crear y la amistad que se teje en torno a él.
Eres en realidad una triunfadora, con un destino sin límites, de horizontes que no se cierran. Dice Sándor Marai que la gente que vale hace las cosas hasta el final. Nunca se rinde e incluso se crece en el infortunio, que convierte en desafío y en actitud de rebeldía superadora. Así eres tú. Así serás. Confieso que tengo envidia, a la par admiración, de esa decisión acertadamente tomada, atrevida y definitiva, de escapar a la rutina del tiempo, de no resignarte a la desgracia, de ratificar tus propósitos, logrando que, veinte años después de la tragedia que asoló la Universidad Centroamericana, donde estaban los tuyos, y que supuso un  momento terrible de tu vida, decidieras  mantener en plena fortaleza tus proyectos de solidaridad en esa tierra distante y necesitada que es El Salvador. No en vano, con el coraje que te caracteriza, has permanecido fiel a ese  lema vivificador de dar despensa y escuela, de crear un entorno de supervivencia en pro de los más débiles, de recoger las esperanzas, de eliminar barreras, de alentar el futuro, haciendo que el futuro exista.















El dia 4 de diciembre de 2009, Caty pronunció una conferencia en el IES Zorrilla. En el centro de la imagen, está acompañada - de izda. a derecha- por Dolores Nieto, Fernando González, Carlos Duque (director) y Maria Antonia Salvador

Creo que a veces te invade la soledad, que guardas el dolor, ese sentimiento que nunca transmites; ajena a tantas cosas, y vigilante en tantas otras, conservas la pasión por la belleza, el arte, la música, la poesía, la solidaridad, los aspectos más bellos del alma humana, los que nos hacen grandes. Tu aparente fragilidad nos fortalece, mientras  te seguimos en este camino incierto de nuestras vidas. Decidiste un día ampliar tu mirada transoceánica, mantenerla sin pausa, apropiarte de lo que significan aquellos mundos que tanto nos necesitan para transmitirlo a los demás. Enhorabuena, Caty, por tu recorrido vital, por tu crítica sosegada y lúcida, por tu sentido de la solidaridad, por las sensibilidades que despliegas e integras. Gracias por enseñarnos tantas cosas sólo con la mirada. Tu mirada que no cesa.
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Catalina Montes falleció en Valladolid el 4 de abril de 2011. La Fundación que lleva el nombre de sus hermanos Segundo y Santiago mantiene viva en Valladolid la llama de la cultura a través de las interesantes actividades que regularmente organiza. 


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