Ricardo
Macías Picavea
(1846-1899)
Catedrático del Instituto Provincial de Valladolid
(1878-1899)
Comunicación presentada a las XVIII Jornadas Nacionales de Institutos Históricos (Las Palmas, 2-5 de julio de 2025)
La
figura de Don Ricardo Macías Picavea ha sido objeto de numerosos estudios, dada
su importancia y significado como representante del regeneracionismo en España
a finales del siglo XIX, lo que me ha permitido el acceso a fuentes
bibliográficas muy variadas y rigurosas[1]. Con esta comunicación
deseo resaltar el alcance de su labor como docente, como Catedrático del
Instituto Provincial de Valladolid y demostrar cómo la educación está en la
base de su pensamiento regeneracionista y de su obra.
El
15 de junio de 1863 obtiene el título de Bachillerato con Sobresaliente,
comienza sus estudios de Filosofía y Letras en la Universidad de Valladolid,
obteniendo el Grado en el año 1867. Ese mismo año prosigue sus estudios en la Universidad
Central de Madrid, en la que serían sus profesores Julián Sanz del Río y Nicolás
Salmerón, que tendrían gran influencia en su pensamiento. En 1868 participó
como estudiante en los movimientos de la Gloriosa en Madrid, defendiendo
claramente su carácter republicano. Ese mismo año, gozando de la confianza del
General Prim, fue nombrado Auxiliar del Comandante de las Bibliotecas del
Ministerio de la Guerra, pretendiendo una profunda democratización de las
Fuerzas Armadas, sometiéndolas al poder civil. Sin embargo, la vinculación del General
Prim a la Monarquía democrática y constitucional de Amadeo de Saboya y el
fracaso de la Primera República llevaron a Macías Picavea al definitivo
abandono del Ejército.
En
1872 publica en Valladolid su primer libro, titulado Kosmos, de marcado carácter krausista, e inmediatamente agotado,
del que solo conocemos algunos fragmentos por el trabajo que sobre dicha obra hizo
Narciso Alonso Cortés. Un año después obtiene finalmente el título de
Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad Central de Madrid, cuyo
Tribunal estuvo presidido por José Canalejas. En 1874 obtiene la Cátedra de
Psicología, Lógica y Ética del Instituto Provincial de Tortosa (Tarragona). En
1876 consigue el título de Doctor en un Tribunal presidido por Emilio Castelar
y Amador de los Ríos.
Después
de este intenso recorrido académico, llega al Instituto Provincial de
Valladolid en 1878 como Catedrático de Latín y Castellano[2]. En Valladolid, y a partir
de esta fecha, su formación dará un giro que supone del práctico abandono de su
inicial krausismo y su evidente panteísmo reflejados en su primera obra, Kosmos, para dar comienzo a lo que será
el elemento clave de su pensamiento: el regeneracionismo. Inicia a partir de
entonces un profundo estudio del pensamiento filosófico y científico europeo,
vinculado al desarrollo de loa cambios científico-técnicos, que están afectando
a la sociedad y a la economía mundiales.
A
través de sus lecturas – centradas en Darwin, Schopenhauer, Hegel, Kant, Renán,
Quinet-, y frente al aislamiento cultural de España, concibe la importancia y
la necesidad de difundir en todo el país el alcance de estos cambios e
innovaciones en toda España. Y lo hace además en unos momentos en los que,
frente al racionalismo y a las corrientes intelectuales desarrolladas en
Europa, predomina en nuestro país un pensamiento rígido, escolástico y reaccionario,
sometido, sobre todo en la educación, al poder eclesiástico.
En
Valladolid, Macías Picavea manifiesta el significado de este pensamiento en su
vida privada y en su labor docente. En su vida privada hacía hincapié en la
práctica del deporte y en el contacto con la Naturaleza, mediante largos
paseos, el ejercicio del footing, la
pelota vasca, apareciendo como un personaje excéntrico al convertirse en el
primer vallisoletano que hizo uso del velocípedo, con la consiguiente sorpresa
que ello provocaba en la sociedad de la época.
Casado
con Romana Sanz Alcubilla, tuvo siete hijos, a los que puso nombres clásicos
(Horacio, Romano, César, Elena, Octavia, Julia…). Fundador y participe activo
en una tertulia, concebida con un marcado carácter republicano y demócrata, era
considerado como un hombre sociable, hablador, bueno, ingenuo y un entusiasta
apasionado de sus ideas.
En
1880 funda, junto a sus compañeros de Instituto (Antolín Burrieza, Francisco López
Gómez, Blas Carmona) la academia de Derecho, Filosofía y Letras y Notariado, de
la que será Director hasta 1885. Su actividad docente en el Instituto
Provincial aportará un cambio radical en los métodos de enseñanza, lo que le
hará ser recordado como un profesor simpático, afable, preocupado por sus
alumnos, contrario tajantemente al autoritarismo y a los castigos en las aulas.
Fue defensor modelos renovados de enseñanza, cambios en el uso del lenguaje,
con la finalidad de hacer comprensiva la ciencia y muy especialmente la defensa
significativa y por primera vez de la libertad de cátedra, de la que dejará
fiel testimonio en su obra Compendio
Elemental y Razonado de Gramática General Latina, publicada en Valladolid,
por la Imprenta Librería de Gaviria y Zapatero, en 1888.
Además
de esta actividad académica en el año 1881 inicia una intensa actividad
pública, cuando funda, junto a José Muro, en Valladolid el 11 de febrero de ese
año, coincidiendo con el aniversario de la Primera República, el periódico La Libertad, que se convertirá desde ese
momento en el órgano del Partido Republicano Progresista. A diario publicará un
artículo de opinión, en el que trasladará, por un lado, los principios del
republicanismo (abolición de la esclavitud en las colonias, abolición de la
pena de muerte, defensa del sufragio universal, de la igualdad, de la
libertad), definiendo a la democracia como “la principal finalidad de la
política”. Y lo hace en pleno régimen de la Restauración. Según él, el régimen
democrático tiene como objetivo “la defensa de la dignidad en las relaciones
sociales para derribar el despotismo”. Entre otros títulos de los artículos
publicados, cabría destacar “El Estado”, “El Legislador”, “El trabajo y la
democracia”, “Centralización y descentralización”, “La Provincia”, “El
Municipio”, “La Enseñanza”, a los que se añaden otros dedicados a Valladolid y
su provincia.
En 1882 publica su obra La Instrucción Pública en España y sus reformas, inspirada en los principios de la Institución Libre de Enseñanza. Ese mismo año tiene lugar la celebración del Congreso Pedagógico Nacional, al que acudirá como representante del Claustro de su Instituto Provincial de Valladolid. En ese mismo evento será nombrado Miembro de la Comisión de Asesoramiento del Ministerio de Instrucción Pública, en cuyo seno manifiesta que “la educación, ejercida como función social para todos sus miembros, gratuita, obligatoria y para todos los seres humanos, hombres y mujeres, es la base de la mejora de la Nación, que conseguirá el aumento del prestigio social del Estado”. Sobre estos cimientos, llegará a elaborar un amplio programa de reformas. En la base de este planteamiento sobre la educación Macías Picavea concebirá los principios del Regeneracionismo, corriente de la que será considerado como uno de sus principales representantes[3].
En 1882 obtendrá la Cátedra de Geografía e Historia del Instituto Provincial de Valladolid, y publicará una obra clave en su pensamiento: “Geografía Elemental de España”. La primera edición será llevada a cabo en 1895. Se trata de un compendio didáctico razonado, con relevantes aportaciones a la moderna ciencia geográfica, que en esos momentos aparece como una disciplina de gran desarrollo y proyección internacional. En esta idea insiste Enrique Tierno y Galván cuando afirma que “antes que él nadie había sabido enseñar latín en España y que la Geografía era una ciencia incógnita hasta que su curiosidad y buena intención le llevó a leer unos manuales extranjeros” [4].
En la obra dedica una importancia destacada al conocimiento y exploración de la Geografía de España, con la finalidad de obtener una “idea real, clara, exacta y objetiva” de la realidad geográfica española, de modo que se convierta en un instrumento útil y pedagógico para el estudio y conocimiento de España. La referencia a sus epígrafes principales da buena idea de los contenidos y los propósitos didácticos de esta obra singular. Así concibe “el relieve, el clima, el problema hidrológico nacional, la influencia del medio natural en el desarrollo, el territorio como fundamento del Estado, el desarrollo de la industria”, a los que se añade un compendio de la realidad social, de sus rasgos estructurales.
En 1895 es elegido miembro de la Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción de Valladolid, hecho que coincide con su decisión de abandonar la dedicación a la política. Ello se debe a que sus principios políticos se oponen abiertamente al modelo caciquil y reaccionario de la Restauración. También influye su oposición a la guerra, que “convierte a las clases más desfavorecidas en carne de cañón y genera unos gastos ilimitados para un Estado de gran fragilidad económica”. En este contexto, decide renunciar a la dirección del periódico La Libertad y a su condición de concejal del Ayuntamiento vallisoletano, para la que fue elegido en 1891.
En
1897 y 1898 – estructurada en dos partes, una por año - publica su novela Tierra de Campos, concebida como la novela regional de Castilla, en
la que hace una reflexión significativa cuando escribe que “en Castilla la
Vieja, la grandeza histórica y de España se ha desvanecido”. Estudia “el
paisaje y el paisanaje”, convertidos en los pilares de su visión
regeneracionista de la realidad castellana. Esta obra – que llevó a Emilia
Pardo Bazán a considerarle como “el novelista de Castilla” [5]- puede ser considerada
como el fundamento ideológico de la que habrá de ser su obra cumbre: “El problema nacional”, publicada en
Madrid por la Librería General de Victoriano Suárez En ella plantea que “el
territorio es el asiento de la naturaleza física del Estado. Así que la
Geografía se convierte en la primera ciencia nacional”.
[1]
Entre ellas, cabría destacar la
realizada por Fernando Hermida de Blas: Ricardo
Macías Picavea a través de su obra. Valladolid, Junta de Castilla y León,
1998. 235 págs.
[2]
El hecho tuvo lugar tras la
vacante producida por el fallecimiento de su titular, Manuel Rivera Beneitez,
quedando Macías Picavea como “escedente (sic) de la asignatura de Psicología,
Lógica y Ética en el Instituto de Tortosa, tomando posesión el 28 de
mayo”. Vid. Memoria acerca del estado del Instituto de Segunda Enseñanza.
Provincia de Valladolid durante el Curso de 1877 a 1878. Por el Secretario
Don Francisco López Gómez. Valladolid, Imprenta y Librería Nacional y
Extranjera de H. de Rodríguez. Libreros de la Universidad y del Instituto.
1878. Pg. 7.
[3] Fernando Hermida de Blas: Ricardo Macías Picavea a través de su obra. Valladolid,
Junta de Castilla y León, 1997. 238 pgs. Pg. 7
[4] Enrique Tierno Galván: “Macías Picavea
y el Regeneracionismo”, en Estudios de Ciencia Política y Sociología, homenaje
al profesor Carlos Ollero, Madrid, 1972,. pp. 801-826. Pg. 80
[5]
Real Academia de
la Historia. Memoria Hispánica. https://historia-hispanica.rah.es/biografias/27869-ricardo-macias-picaveaç