La
ordenación administrativa del Estado en provincias supuso la creación de
instituciones encaminadas a la reafirmación funcional del hecho provincial.
Entre ellas, las destinadas a la Educación ocuparon un papel primordial. Tal es
el origen y el fundamento de los Institutos Provinciales de Segunda Enseñanza
que vieron la luz en la segunda mitad
del siglo XIX. A veces, como ocurre en Valladolid, se utilizaron con tal fin
edificios históricos relevantes como el Colegio de Santa Cruz o el Colegio de San
Gregorio, aunque se trataba de instalaciones que, dada la precariedad de
su estado, no reunían las condiciones
necesarias para garantizar, incluso, la seguridad de alumnos y profesores.
Será en el siglo XX cuando por Real
Decreto de 18 de Abril de 1900 se lleve a cabo la creación del Ministerio de
Instrucción Pública y Bellas Artes, al que se dota, por vez primera, de una
partida presupuestaria destinada a la construcción de edificios con fines
educativos. Un objetivo que quedará plasmado en Valladolid, por RD de 1 de
febrero de 1901, en el que Ministerio autoriza la construcción de un edificio
con destino al Instituto provincial de Segunda Enseñanza de Valladolid en
terreno ofrecido `por la Diputación
Provincial con el proyecto presentado por el arquitecto D.
Teodosio Torres, quien un año antes había conocido en Paris el edificio,
recientemente inaugurado, de la Escuela de Bellas Artes, y que tuvo gran
influencia en la concepción y diseño del proyecto.
La obra quedará culminada en 1907, formando parte indisociable de una de las plazas más emblemáticas de nuestra ciudad, en la que comparte monumentalidad y dimensión estética con
A lo largo de más de un siglo ha acogido
la presencia de miles de profesores y de alumnos. En el recuerdo reviven
nombres tan señeros con Ricardo Macías Picavea, Fernando Amor y Mayor, Francisco López Gómez, Narciso Alonso Cortés y tantos otros. Todos
han dejado, con su actividad y su esfuerzo, un legado de inmenso valor, del que
debemos sentirnos orgullosos y que, precisamente por la importancia que posee,
tenemos el deber ineludible de proteger y difundir. Ello justifica el deseo de preservar
tanto la historia vivida a través de experiencias múltiples como su patrimonio
material e inmaterial con la evocación y el afecto de cuantos hemos pasado por
sus aulas, laboratorios y corredores. El propósito se ha materializado, al fin,
con la creación de la Asociación de Amigos del Instituto Zorrilla que ha visto la luz el 13 de Diciembre del
2016, tal y como consta en el Registro de Asociaciones de la Delegación Territorial
de la Junta de Castilla
y León.